Las funciones de las cuales depende nuestro cuerpo para estar en equilibrio físico y fisiológico son la alimentación, el metabolismo y la eliminación.
La ingesta exagerada de alimentos o la escasez de los mismos, el consumo de de alimentos inadecuados, un desperfecto orgánico generado por la disminución del metabolismo o la eliminación deficiente de toxinas, son los generadores de un malestar generalizado que se traduce en cansancio extremo desde el comienzo del día, mal sabor de boca y sequedad, aliento desagradable, poca oxigenación de la piel, dolores de espalda y de cabeza, falta de concentración, acumulación de grasas, dificultades dentarias.
El libro “Aprenda a alimentarse”, del Dr. J. Soleil, indica que la consecuencia del exceso de alimentos es una pronunciada disminución del metabolismo, traducida en síntomas mentales.
Cuando uno se alimenta demasiado poco su cuerpo no logra eliminar las toxinas necesarias para estar en equilibrio. Esto se ve luego plasmado en síntomas emocionales.
En caso de consumir alimentos inadecuados el cuerpo entra en estado de alarma y traduce el malestar a síntomas físicos.
Es importante prestar atención a las alarmas que da el cuerpo. Si el hígado, los riñones, los intestinos, los pulmones o la piel no están funcionando bien, cumpliendo con el proceso de expulsión, se cae en la fatiga generalizada, mal humor, el endurecimiento de las articulaciones, trastornos del cabello, las piezas dentarias y los huesos. No se logra concentración y hasta se llega a estados depresivos. En fin, con la alimentación actual el cuerpo entra en un campo propicio para enfermedades cardiovasculares, diabetes, reumatismos, enfermedades degenerativas de todo tipo, sin dejar de lado las que influyen en la mente.
La ingesta exagerada de alimentos o la escasez de los mismos, el consumo de de alimentos inadecuados, un desperfecto orgánico generado por la disminución del metabolismo o la eliminación deficiente de toxinas, son los generadores de un malestar generalizado que se traduce en cansancio extremo desde el comienzo del día, mal sabor de boca y sequedad, aliento desagradable, poca oxigenación de la piel, dolores de espalda y de cabeza, falta de concentración, acumulación de grasas, dificultades dentarias.
El libro “Aprenda a alimentarse”, del Dr. J. Soleil, indica que la consecuencia del exceso de alimentos es una pronunciada disminución del metabolismo, traducida en síntomas mentales.
Cuando uno se alimenta demasiado poco su cuerpo no logra eliminar las toxinas necesarias para estar en equilibrio. Esto se ve luego plasmado en síntomas emocionales.
En caso de consumir alimentos inadecuados el cuerpo entra en estado de alarma y traduce el malestar a síntomas físicos.
Es importante prestar atención a las alarmas que da el cuerpo. Si el hígado, los riñones, los intestinos, los pulmones o la piel no están funcionando bien, cumpliendo con el proceso de expulsión, se cae en la fatiga generalizada, mal humor, el endurecimiento de las articulaciones, trastornos del cabello, las piezas dentarias y los huesos. No se logra concentración y hasta se llega a estados depresivos. En fin, con la alimentación actual el cuerpo entra en un campo propicio para enfermedades cardiovasculares, diabetes, reumatismos, enfermedades degenerativas de todo tipo, sin dejar de lado las que influyen en la mente.
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